martes, 10 de noviembre de 2009

SIX PACK



Six Pack es un libro de cuentos pornográfico. No erótico. Y, además, un buen cuentario. Con esto me refiero a su base literaria, en el entendido que no hay buena o mala literatura, sino ser o no ser. Y en la narrativa de Carlos Reyes Ávila la literatura es. O, ¿alguien podría negar la belleza artística de las Venus del paleolítico?, o, ¿la de los frescos de Pompeya?, o ¿la de los textos de Sade, Apollinaire o Louÿs?, piezas fundamentalmente pornográficas entre otras muchas cosas. Se les puede acusar, sí, de antimorales, de amorales, pero desde hace mucho tiempo que el catecismo bíblico nada o poco tiene que ver con la estética contemporánea; ello, por lo menos, en un Occidente educado y culto. Aunque hay que aclarar: si bien no existe la buena o la mala literatura, sí existe la buena y la mala pornografía, y la distinción entre una y otra radica en la factura, credibilidad, ritmo, manejo de imágenes, coherencia interna, ironía, etcétera, de lo que se cuenta, sin importar que tan explícito sea el narrador. Six Pack es, en resumen, una obra provocativa —¿qué pieza artística no lo es?—, que mantiene su distancia con el erotismo en el sentido de que el autor no hace veladuras en torno al sexo, y llama a cada parte, verbo o conjunto de acciones o pensamientos por su nombre, sin miedo a las palabras que son, al fin, las que logran los milagros literarios.

 
Marcial Fernández

EDITORIAL ATEMPORIA / DIRECCION DE CULTURA DE TORREÓN (2009)


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La felicidad no consiste en vivir ajeno a las tormentas, sino en aprender a bailar bajo la lluvia.